jueves, 28 de noviembre de 2013

Rúbricas - Autoevaluación

Cuando leí la bibliografía referente a rúbricas, la primera cuestión que me vino a la mente fue que los textos hacían demasiado foco en las fortalezas o ventajas de las rúbricas y no tenían en cuenta sus debilidades o desventajas.

Venía ya comentando que, desde el Taller, nos ocurre que a nivel de cátedra existe una especie de grilla (no exactamente  una rúbrica, pero una herramienta similar) para orientar a los estudiantes a la hora de realizar devoluciones sobre textos a sus pares. En nuestra comisión no solemos usarla ya que lo que tiende a generar es que los estudiantes evalúen “completando el cuadrito”. De esta manera, por un lado, pierden la visión global del texto y, por otro lado, no ponen su  devolución en palabras.

Creo que redactar un buen comentario a un texto presenta desafíos para todos: tenemos que pensar qué decir y cómo decirlo: tenemos un cuidado en la forma en la que interpelamos al otro, habitualmente se empieza por señalar las fortalezas del texto, mientras que las dificultades suelen presentarse en el formato de interrogantes, se sugieren lecturas, etc. Todo eso se pierde cuando uno simplemente completa una grilla.

Por otro lado, como bien me comentaba Javier, la pertinencia del uso de una determinada rúbrica depende de los objetivos que nos planteemos a la hora de evaluar. En este caso, creo la principal dificultad es que  la grilla propuesta hace demasiado foco en cuestiones de la superficie textual (coherencia, ortografía, puntuación) que, si bien son importantes y necesarias, no son lo principal que miramos en el taller, porque en algún puesto se lo da por hecho. Por supuesto, existen estudiantes que tienen problemas con estas cuestiones y en ese caso, se les sugiere que revisen la normativa, refuercen la revisión del texto, pidan ayuda a compañeros más expertos, etc. Pero no explicamos normativa en el taller. Y sí, en cambio nos vas a interesar mucho más mirar cuestiones como la construcción del enunciador o del tono en el texto, el manejo de la intertextualidad, en fin, aspectos que van más allá de la escritura de un texto “correcto”.

Sin embargo, creo que las rúbricas presentan dos características interesantes. Por un lado, obligan al docente a hacer un ejercicio metacognitivo (¿o “metaevaluativo”?), al obligarnos a reflexionar y a poner en palabras cómo evaluamos y qué criterios tomamos en cuenta. Y, a la vez, hacen explícitos estos criterios a los estudiantes, ayudándolos a producir mejores trabajos en la medida en que se clarifica qué constituye un buen trabajo para su docente.


Ya que la grilla que actualmente tenemos en taller no refleja nuestros criterios de evaluación, pienso que podríamos proponer a la comisión el ejercicio de construir entre todos, colaborativamente, una rúbrica que dé cuenta de los aspectos que tenemos en cuenta al evaluar un texto. Creo que sería una actividad interesante desde el punto de vista metacognitivo, que serviría para que todos alinéaramos nuestras expectativas acerca de qué cuestiones contemplar al redactar un comentario o una devolución. 

1 comentario:

  1. Es muy buena la conclusión a la cual estás arribando, es probable que la "mirada" sobre qué es relevante o no evaluar (que luego se transforma en criterios) difiera al interior de la cátedra. Va a ser un lindo desafío ese debate.

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