sábado, 14 de diciembre de 2013

Puertas que se abren y se cierran

Estas semanas del curso han sido muy intensas en materia de producción y reflexión. Por eso, quiero que esta síntesis final sea breve y condensadora. Veremos si sale.

Me gustaría cerrar el curso retomando la imagen de la sorpresa como foco de la evaluación, esta idea que proponía Marilina Lipsman y que tan bellamente rescataba Alfredo en su síntesis final.  Intuitivamente, desde la escuela aprendemos a asociar los momentos de evaluación con el miedo, la fatalidad, el castigo de encerrarse a estudiar, la incertidumbre de aprobar o desaprobar, el ansiado placer de terminar una materia y dejarla atrás. Sin embargo, creo que entender a la evaluación como una instancia primordial para (re)pensar nuestros aprendizajes puede ayudar  convertirla en un momento de descubrimiento, de exploración, de producción, de sorpresa (como lo ha sido este portfolio). Una puerta que se abre en lugar de una que se cierra. Una parada más en el curso para seguir haciendo y aprendiendo, en una espiral de aprendizaje que, como cada vez es más claro, nunca se termina.

Creo que este curso me ha resultado muy productivo a la hora de reconceptualizar  a la evaluación en estos términos. Mucha de esta mirada ya estaba presente en el modo de evaluar que usamos en Taller, pero pienso que la propuesta me ha ayudado a revalorizar esta manera de evaluar en oposición a otras y a reflexionar sobre nuevas maneras de seguir avanzando en esta dirección.

Fundamentalmente, rescato el valor de la comunidad de aprendizaje que se ha constituido en el curso a la hora de discutir  cada semana los temas propuestos y de alentarme a seguir participando. La diversidad de disciplinas de las que cada uno de nosotros proviene y nuestras diferentes experiencias y recorridos previos han enriquecido muchísimo el debate y siento que he aprendido mucho de cada uno. Pero, sobre todo y sin dudas, la grupalidad contiene y anima a continuar, como sostenía Sonix en el foro. Gracias por ayudarnos a seguir hasta el ¿final?

lunes, 2 de diciembre de 2013

Comentario sobre la rúbrica

Lo positivo de llegar un poco tarde a resolver las actividades es que puedo leer algunos trabajos de mis compañeros antes de empezar. Eso, a veces, cuando no estoy segura de cómo empezar a resolver una actividad, me ayuda.

Este es uno de esos casos y aquí me fue un alivio revisar el posteo de Javier, que daba cuenta de lo poco que lo motivaba realizar esta actividad y reflexionaba sobre ello. Me encontré coincidiendo ampliamente con él. Como aJavier, también me ocurrió que al leer la rúbrica coincidí con ella fácilmente. La delimitación de tres "áreas de evaluación" que agrupan los criterios (Conocimientos vinculados con la evaluación y las TIC, Reflexión metacognitiva acerca del proceso de aprendizaje propio, y Construcción del portfolio) la ordena y sistematiza. La escala de evaluación, en cuatro grados, de regular a excelente, me parece adecuada. Y, más allá de que se podría incorporar algún criterio del estilo de creatividad o atractivo del portfolio, imagino que no lo han hecho por considerar que algunas de las personas que están tomando el curso podrían tener mayores dificultades o menor experiencia en el manejo de herramientas TIC, lo cual podría condicionarlos a la hora de desarrollar un portfolio más creativo o atractivo, aunque esa fuera su intención.

Como otros compañeros comentan, yo también pasé por alto la rúbrica al comenzar el curso (o, más bien, la leí por arriba). Pero ahora, releyéndola con vistas al diseño de mi plan de portfolio, noté que la rúbrica me daba algunas pistas acerca de como podría o debería ser ese plan. Por ejemplo, dado que se valora la inclusión de recursos, conceptos o referencias teóricas no revisadas durante el curso, se me ocurre que el portfolio debería incluir, por ejemplo, links, citas o videos que den cuenta de nuevas fuentes al respecto de la evaluación. Y, si se valora la colaboración entre pares, entonces sería importante retomar los hilos de comentarios que se generaron con otros compañeros, ya sea en los foros o en los blogs. También, dado que se evalúa el uso de herramientas TIC novedosas o no requeridas específicamente por el curso, esto me moviliza a pensar y explorar qué herramientas nuevas me podrían servir para desarrollar el trabajo. Y así....

Nuevamente, también coincido con varios de mis compañeros en que la intensidad del curso y la carga semanal de trabajo complican un poco la posibilidad de volver hacia atrás, revisar, reflexionar acerca de lo transitado. O incluso explorar bibliografía alternativa o herramientas nuevas. Se me ocurre que necesitaríamos una pausa, un respiro. Es verdad, sin embargo, que esta misma intensidad nos ha ayudado a acumular en pocas semanas una gran variedad de materiales y de escritura para revisar y elegir. A un posteo o un comentario por semana no tendríamos demasiado que compilar en el portfolio. Pero a esta altura del año, no es fácil seguir el ritmo. Inspiración profunda y a seguir corriendo detrás de los módulos!

¡Hola, portfolios!

Encontrarme nuevamente con los portfolios en este curso no fue una sorpresa. Ya habíamos hablado de ellos en otros cursos del CITEP (el de ambientes personalizados de aprendizaje —PLE— y el de entornos virtuales de aprendizaje - parte 2, si es que no me estoy olvidando de algún otro, donde de hecho armamos un pequeño portfolio a través de una wiki en Moodle, si es que no me estoy olvidando de algún otro curso). Y, también, la herramienta me es familiar porque las carpetas que pedimos que los estudiantes entreguen en el taller dos veces por año son portfolios, en versión papel.

¿Entonces, qué es un portfolio, en términos educativos y evaluativos? Báscamente, una selección de trabajos que un estudiante realiza y compila, acompañándolas de una justificación y reflexión acerca de su elección —en taller nosotros trabajamos con índices comentados, en los que cada alumno acompaña el índice de su carpeta con reflexiones y explica por qué eligió ese determinado ordenamiento para presentar sus trabajos—, con el doble propósito de permitir que el estudiante se autoevalúe y tome conciencia de sus procesos de aprendizaje, a la vez que el docente hace un seguimiento de este proceso. Los criterios que orienten la selección realizada —indican Anijovich, Malbergier y Sigal— van a variar de acuerdo al objetivo que tenga el portfolio, al tipo de portfolio y al eje organizador elegido y aquí me parece que está lo rico de la herramienta: la posibilidad de hacer recortes, de elegir diferentes lentes a través del cual mirar el camino recorrido. Sobre todo, la opción de darle al estudiante la posibilidad de hacer esa elección.

En cuanto a los pasos a la hora de armar un portfolio, me gustó y me pareció muy clara la descripción que hacen Barberà et al:

"...podemos considerar que la estructura común de un portfolio electrónico formativo está caracterizada por tres fases complementarias y no necesariamente sucesivas: una primera, que es la presentación y el índice de portfolio electrónico; la segunda, que engloba la recogida, selección, reflexión y publicación de diferentes tipos de evidencias que ponen de manifiesto el aprendizaje del estudiante, y la tercera dimensión, no menos importante, es la de valoración general del portfolio electrónico."

Revisar los trabajos producidos (el portfolio obliga a volver a mirar, a releer, a repasar el camino recorrido), elegir, ordenar, construir un índice y publicar, dando cuenta de las reflexiones, del porqué de la elección y del ordenamiento.

Cuando un portfolio además es electrónico, se suman algunas posibilidades extra. Pienso, por ejemplo, en recorridos hipertextuales, en la posibilidad de trabajar con diferentes lenguajes (música, videos, imágenes).

Con estos pensamientos un poquito más ordenados, ahora sí, a construir mi portfolio!